Padre Luis Losada

PADRE LUIS LOSADA / Filósofo, teólogo, escritor y poeta quirogués en el S. XVIII

  • Nacimiento: San Vitoiro (Quiroga), 1681
  • Fallecimiento: Salamanca, 1748
  • Obras destacadas:

                -Curso de filosofía, Institutiones Dialecticae (1721)

                –Loa a D. Felipe Gil de Taboada, presidente de la Real Chancillería de Valladolid (1716)

                –Entremés del borracho (1721)

                –Loa a la dedicación del nuevo Camarín de Nuestra Señora de las Ermitas (1729)

  • Profesión: Padre Jesuita, profesor universitario de Teología y Filosofía, escritor.

En esta casa de la aldea de San Vitoiro, en la feligresía de la Ermida, nació el Padre Luis Losada en el seno de una familia noble con atempasados Comendadores de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Desde niño, Luis Losada, mostró un gran talento para las matemática, la física, las letras y las lenguas. De hecho llegó a dominar el hebreo, el griego, el castellano, el italiano, el francés y sobre todo, el latín y el gallego.

Desarrolló la mayor parte de su trayectoria en Salamanca, ingresó en los jesuitas con 16 años, estudió humanidades en el Colegio de Vilargacía de Campos, Artes en Santiago de Compostela, Gramática en Monforte de Lemos y Teología en la Universidad de Salamanca, en donde impartió clases.

Aunque acostumbraba a firmar sus escritos con múltiples seudónimos, se sabe que su producción literaria ronda las 85 obras, entre las que destaca el curso de filosofía Institutiones Dialecticae (1721).

Después de su fallecimiento en Salamanca, a los 67 años de edad, la Gaceta de Madrid, publicó, en el número del 5 de marzo de 1748, una elogiosa nota necrológica:

“El día 27. Del pasado muriò en Salamanca de 67. Años de edad el Padre Luis de Losada, de la Compañía de Jesus, sugeto de singular carácter por su constante estudio, vasta erudición, delicado gusto, y exacta critica en el escribir, con que supo conciliarse la mayor estimacion, y hacerse un merito muy particular entre los mayores sabios de España, y fuera de ella, que miraron sus producciones literarias como obras dignas de un hombre grande, y consumado, no siendo inferiores las prendas de virtud, y religion, que adornaron su espiritu”.